¿Cambiará la interacción entre los colombianos?

Hoy se organizan fiestas virtuales, pero cómo será un baile si los participantes llevan tapabocas

Parece muy lejano el diciembre de 2019, cuando las familias y los amigos colombianos aún se reunían con natilla y buñuelos, y bailaban al ritmo de las melodías tropicales, como “Procura” de Chichí Peralta, o “Ella es tan bella” de Rikarena, entre otras piezas musicales. Para ese momento, la distancia social era la misma de toda la vida, y la cercanía humana aún estaba a flor de piel. Hoy, la historia es diferente. Conscientes de la situación, tomamos una distancia física suficiente para preservar la vida, a un lado hemos dejado la vida social presencial. Entonces, ¿cómo afecta la distancia física a los seres humanos y, en especial, a los colombianos?

En este sentido, las afectaciones psicológicas pueden ser relevantes, pues la cercanía implica aceptación y contención, sobre todo cuando necesitamos decir “estamos juntos para afrontar este desafío”. Al respecto, Neila Díaz, profesora y psicóloga de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Sabana, dice: “Mientras creamos nuevos patrones de relación en la transición, quizás nos vamos a sentir menos auténticos para demostrar los afectos. Un detalle para considerar es que la expresión facial de las emociones se ve alterada al usar tapabocas. Ahora, tenemos menos indicadores, y vamos a necesitar más recursos cognitivos para comunicarnos con el otro. La complejidad aumentará porque gastaremos más energía de nuestro sistema y evitaríamos así muchas conversaciones precisamente por esta razón: no poder leer bien al otro”.

Por su parte, la profesora Patricia Vaca, también de la Facultad de Psicología, asegura: “Para los colombianos, caracterizados por valorar de forma significativa el contacto con los otros, el distanciamiento social puede significarnos mayores  ajustes en las relaciones sociales, a diferencia de otras culturas que mantienen en sus interacciones cotidianas una mayor distancia social”.

Un sondeo del grupo Ipsos, líder en investigaciones y encuestas de mercado, evaluó el estado emocional de los colombianos. Se revelaron cifras relacionadas con los cambios de vida y las actividades que disminuirán en un futuro. Acorde con los encuestados: un 67 %  la vida nocturna; un 41 % evitará comer fuera, y un 41 % eludirá ir a centros comerciales, pese a que ya se iniciaron los planes piloto para reabrir estos espacios.

Ir a comer en el aniversario; salir por un helado al centro comercial; disfrutar de una celebración de quince años; bailar con la tía, el primo o el abuelo; e incluso ir a las fiestas de cumpleaños o reunirse en torno a una celebración por ahora no será posible. Sin duda, habrá un cambio cultural ajustado a esta nueva realidad. Como explica la profesora Vaca, esta será una oportunidad para reconocer nuevas formas de interacción, en las que se construya cercanía a pesar de la distancia.

“Los seres humanos somos resilientes. La esperanza de que esto sea transitorio y de que recuperemos la presencialidad en nuestra cotidianidad permite pensar en que habrá un futuro diferente a este presente”, agrega la profesora Patricia.

Quizás, estemos lejos de un sesgo cultural tan marcado como el de los alemanes o los japoneses, que para los colombianos resultan ser culturas más “frías”. Por ejemplo, la psicóloga Díaz comenta que las investigaciones han mostrado que, si pones a un japonés a ver una comedia en medio de japoneses, sus risas serán muy discretas. Si está solo, estas serán un poco más amplias y frecuentes, pero compartiendo con un grupo de latinos, inicialmente la expresión “exacerbada” será su limitante. Sin embargo, luego de unos minutos, reirá tan fuerte como la audiencia de latinos que lo acompañan. El motivo quizás sea el contagio emocional, pero fluye con el grupo. Así mismo, pasará con los colombianos y su capacidad de adaptación.

Como seres humanos, compartimos una serie de necesidades comunes a todos, pero entendiendo que la cultura es una red de significados. Cada cultura tiene particularidades para ajustarse a esto que se ha denominado “nueva normalidad”.

Sin duda, se requieren cambios en nuestras interacciones sociales. Por ejemplo, ¿qué tan fácil sería bailar con tapabocas y algunos tragos de más? Entonces, allí primarán la responsabilidad y la adaptación para preparase emocionalmente ante estos cambios. La profesora Neila explica: “La mejor manera es comprender que hay diversas manifestaciones de amor sujetas a las variables de tiempo, modo y lugar. De esta forma, debe comprenderse que la lejanía es una manera distinta de amarnos en las condiciones del COVID-19”.

La profesora Neila cita un ejemplo: “Tú amas a tu abuela con todo el corazón, pero ella es diabética y le encantan los dulces. Si la invitas a tu casa o la llevas a almorzar, harás lo posible por contener sus deseos de comer dulce, tanto como los tuyos. Esa es tu manera de demostrar amor. Incluso a la hora del postre, tú mismo puedes optar por no comerlo solo como una manera de mostrarte empático con ella”.

Por supuesto, cambiarán nuestras interacciones sociales, pero primará la gran capacidad de los colombianos para adaptarse, para flexibilizarse y para improvisar, así que antes que perder nuestra esencia inventaremos formas creativas para estar felices juntos.

“No conozco las estadísticas de reuniones familiares en plataformas virtuales, pero estoy segura de que han aumentado. Tal vez, organizaremos fiestas y minitecas virtuales por estas plataformas. Si estamos pensando aún mantener vivo el San Pedro, en Neiva, y ponerlo virtual para que la gente lo disfrute, no me imagino el alcance de nuestra creatividad”, concluye Díaz.