Opus Dei: 70 años inspirando a Colombia

Fue un 13 de octubre de 1951 cuando don Teodoro Ruiz Jusué llegó a Colombia con el gran sueño de San Josemaría Escrivá de Balaguer en su maleta: expandir el espíritu del Opus Dei a todos los rincones del mundo. Y así ha sido. En este mes recordamos la fundación de la Prelatura el 2 de octubre de 1928 y la festividad del 6 de octubre, cuando San Josemaría subió a los altares en una bella mañana romana. El nuevo Vicario para la región de Colombia y Ecuador,Padre Jorge Mario Jaramillo, explica en pocas palabras lo que significan, especialmente, estos primeros 70 años del Opus Dei en nuestro país.

¿Qué significado tienen estos 70 años del Opus Dei en Colombia?

Con el aumento de la expectativa de vida, 70 años para una persona significan la llegada a la madurez, pero, a la vez, auguran todo un camino por delante. En la andadura de una institución de la Iglesia, ese período de tiempo es apenas el comienzo de lo que Dios quiere hacer a través de quienes se dedican a una misión evangelizadora.

Durante estos años, se han producido muchos bienes espirituales desde que el Padre Teodoro Ruiz llegó a Colombia con el encargo de difundir el mensaje que Dios había mostrado a San Josemaría. Los frutos por venir son imposibles de calcular, puesto que la acción del Espíritu Santo es siempre creativa y supera la imaginación humana.

En Colombia, los principales frutos son los que han resultado del empeño de cada fiel del Opus Dei por buscar la propia santidad, la de sus familiares y amigos.Pero es evidente que también se ha producido un influjo positivo en la sociedad, gracias al impulso de actividades corporativas como los centros de la Obra, los colegios, la Universidad de La Sabana y muchas otras más.

En mi opinión, un bonito fruto de estos años es la inculturación del espíritu del Opus Dei en la idiosincracia colombiana.Como lo quería su fundador, el mensaje de la Obra se muestra apropiado para iluminar todo tipo de culturas,personas, circunstancias sociales y épocas de la historia. Aunque elmensaje es el mismo en todos los lugares, es preciso vivirlo según el modo propio de cada país. Así ha sucedido en Colombia, gracias a Dios.

¿Qué espera el Opus Dei en los próximos 70 años?

Como dice Jesús, según recoge el evangelista san Juan, «el Espíritu sopla donde quiere». Esperamos que la acción del Espíritu Santo siga iluminando nuestro quehacer y que sepamos escucharlo para promover las iniciativas que vaya sugiriendo.

Entre las tareas que se pueden estimar como pendientes, considero importante ampliar el radio de acción del mensaje del Opus Dei en la sociedad colombiana. En estas décadas, agradecemos haber llegado a un buen grupo de intelectuales, profesionales y trabajadores de distintos ámbitos. Pero aún hay muchas capas sociales que no conocen el mensaje de la la santidad en medio de la vida cotidiana.

Nos alegraría mucho que más personas quieran dedicar su vida a transmitir ese ideal. Pienso en quienes ayudan a forjar los pilares de la sociedad colombiana desde el saber superior o la función pública, en tantas personas del campo en un país de gran tradición rural, en trabajadores sencillos que viven el día a día, y en los millones de colombianos que están en situaciones de precariedad material y espiritual. A todos ellos nos gustaría mostrarles la belleza del encuentro con Dios en las circunstancias ordinarias.

¿Por qué estos 70 años son importantes para la Universidad de La Sabana?

Las primeras décadas de la labor del Opus Dei en el país fueron de asentamiento y de extensión paulatina de los apostolados. Cuando ya había una cierta madurez, nacieron los colegios orientados espiritualmente por la Obra y, un poco más adelante, la Universidad de La Sabana. Hoy en día, esta Institución es sin duda una de las iniciativas corporativas de la Prelatura con mayor impacto social. Llena de alegría conocer todo el bien que se hace desde aquí, y saber que todo empezó con una semilla sembrada con fe y esperanza.

Para la Universidad, los 70 años de la Obra en Colombia son un motivo de inspiración porque se ve cómo el paso del tiempo madura a las instituciones.

La Sabana es aún joven, de modo que es más lo que está por venir que lo que hemos visto hasta ahora, que ya es mucho. Además, este aniversario es una inspiración para seguir siendo fieles al espíritu fundacional, que consiste en santificar el quehacer propio de la vida universitaria. La reflexión permanente sobre la identidad permite vivificar la cultura de la Universidad de La Sabana de un modo siempre nuevo y, a la vez, perenne.

La profundización en las enseñanzas de San Josemaría y el recurso habitual a su intercesión son buenos compañeros para una persona que quiera ayudar a proyectar las siguientes décadas de La Sabana, con fidelidad a su misión originaria.

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