Cada cuatro años, el Mundial de Fútbol congrega a individuos de más de 32 países en una sola nación, los vuelca hacia objetivos comunes de entretenimiento, consumo y deporte. Al ser un acontecimiento de tanta influencia, expertos en familia, educación e instituciones consideran que es una buena oportunidad para reforzar los valores de estos ámbitos.

“Los padres —como los árbitros en un partido— son quienes deben fijar las normas (…) sin embargo, más que ser árbitros, deben ser coaches de la familia: entrenadores atentos a sacar lo mejor de cada integrante”.

De acuerdo con Andrés Mauricio Cano, profesor del Instituto de La Familia de la Universidad de La Sabana, en un equipo de fútbol cada jugador siempre debe saber dónde está su compañero y estar atento a sus necesidades. Según el profesor, lo mismo debe suceder en un hogar, dado que el amor hace que los familiares se preocupen unos por otros. Además, los padres —como los árbitros en un partido— son quienes deben fijar las normas y los límites de comportamiento —con los adolescentes puede negociarse, pero los padres deben poner las pautas—; sin embargo, más que ser árbitros, deben ser coaches de la familia: entrenadores atentos a sacar lo mejor de cada integrante. 

Si se pierde el partido, es responsabilidad de todos, expresa el profesor. Cuando algo le pasa a uno de los miembros de una familia, todos deben responder. Si alguno ve que el otro está cometiendo un error, es su responsabilidad hacer algo para corregirlo o ayudarlo.

Estas semejanzas con el fútbol permean también los ambientes de la academia y la empresa, dado que, pueden tratarse conceptos como el trabajo en equipo, la actitud positiva y constructiva entre todos los integrantes, el juego limpio, la justicia y la escucha mutua. Estos principios están inscritos en el reglamento y los códigos oficiales de comportamiento de la FIFA para el Mundial de Rusia, y son de obligatorio cumplimiento para todos los miembros, tanto de la organización como de las delegaciones en competencia. 

Por lo anterior, la psicóloga educativa Martha Barrera, de la Dirección Central de Estudiantes, explica que, aplicados al campo académico, estos son principios de impacto para el éxito de los estudiantes: 1. El trabajo en equipo, las observaciones constructivas y la escucha mutua permiten el avance continuo del conocimiento, la investigación y los procesos de aprendizaje, 2. El juego limpio en la comunidad educativa evita situaciones de plagio, copia o deshonestidad. 3. La justicia permite regular y establecer los códigos de cualquier comunidad por medio de un reglamento, como es el caso del nuevo Reglamento de Estudiantes de La Sabana. 

Frente al campo de las organizaciones, Lucía Carolina Barbosa, profesora de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas (EICEA) y experta en liderazgo, coaching y trabajo en equipo indica: “El fútbol es pasión y, por supuesto, disciplina, dos factores que se necesitan para que una organización funcione adecuadamente”. Además, aclara que la sinergia, la actitud positiva, el conocimiento, el respeto de los valores y normas propios de cada equipo y la corresponsabilidad deben ayudar a conseguir buenos “marcadores” para toda la empresa. Así, “las organizaciones conseguirán ser productivas, lograrán altos desempeños y serán competitivas”, dice.