Desde hace un tiempo, las personas de 30 años en adelante han estado más motivadas por hacer ejercicio físico de manera regular o la llamada “vida fit”. Campus habló con expertos de disciplinas como fisioterapia, psicología del deporte y nutrición para dar una asesoría básica a quienes se encuentran en este proceso o consideran empezar a mejorar sus hábitos para tener una vida más sana.

Entre 1980 y el 2010, se duplicaron las tasas de obesidad en el mundo. América es el primero en estos registros. De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia 2010 (Ministerio de la Protección Social, 2010), la prevalencia de sobrepeso en la población colombiana entre 18 y 64 años supera el 32% en algunas regiones. Cabe resaltar que el sedentarismo, los malos hábitos de alimentación y la falta de ejercicio son factores de riesgo para padecimientos crónicos no transmisibles como la diabetes, las enfermedades cerebrovasculares y el cáncer.

María Eugenia Serrano, fisioterapeuta, destaca la diferencia entre actividad física y ejercicio físico: la primera incluye caminar, realizar tareas laborales o cualquier acción que genere un gasto de energía mayor al que tenemos con nuestro metabolismo base. El segundo es una forma de actividad planificada y repetitiva que tiene como finalidad mejorar uno o varios aspectos de la condición o de la aptitud física. 

El adulto debe realizar 150 minutos de actividad física a la semana con una intensidad entre moderada y alta. Debe realizar sesiones de acondicionamiento aeróbico, estiramiento y fortalecimiento muscular. Es necesario tener en cuenta que la incidencia de caídas en el adulto disminuye con programas que incluyan el entrenamiento de su balance (como mínimo, 15 minutos por sesión durante tres o más días a la semana).

Sin embargo, no es recomendable que una persona que nunca ha hecho ejercicio vaya directamente a un gimnasio: “Muchas veces quienes inician un proceso de ejercicio en un gimnasio lo dejan fácilmente. En este lugar no se tiene la consciencia de que todo tiene que ser progresivo, de que hay que preparar el cuerpo para hacer ejercicio”, explica David Quiñones, psicólogo y profesor de la Facultad de Psicología.

Según la psicología, cuando una persona tiene 30 años empieza a entrar en la “madurez tardía”. Para el profesor David, esta “es la etapa en que el ser humano empieza a ser consciente del efecto de la comida, el ejercicio, lo que consume tanto en lectura o en televisión (...) Empieza a aumentar su consciencia, porque aumenta su madurez”.

No obstante, esta fase debe contar con el acompañamiento de un médico que brinde apoyo nutricional. De acuerdo con Luz Indira Sotelo, jefe del Departamento de Ciencia y Cultura de la Alimentación de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas (EICEA), “es aconsejable que antes de definir un plan nutricional, las personas se realicen los exámenes médicos básicos para determinar sus necesidades. Este apoyo nutricional debe ir en función de la talla, el peso, el índice de masa corporal y la actividad física que practique la persona”.

Por esto, las dietas populares o genéricas no son recomendables, ya que cada persona tiene una condición particular. Por otro lado, “no es lo mismo indicar suplementos a alguien del ‘común’ y a un fisicoculturista, ciclista o atleta, pues cada uno los necesita para algo determinado y se puede optar por diferentes opciones, como vitaminas, minerales, micronutrientes, antioxidantes o macronutrientes”, dice Luz Indira.

Referencias

• Ministerio de la Protección Social. (2010). Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia 2010. Recuperado de goo.gl/EE422M

• Varo, J., Martínez, A. y Martínez, M. (2008). Beneficios de la actividad física y riesgos del sedentaris- mo. Medicina Clínica, 121 (17), 665-72. 

*Cuando la experta se refiere adulto mayor a 30 años, no quiere decir que la persona sea considerada adulta mayor, sino una persona que haya pasado los 30 años e inicie con su actividad física.