Reconocimiento por servicios prestados

Edith Amparo Borda Pulido y Adriana Patricia Guzmán de Reyes

Campus, Universidad de La Sabana

Amparo Borda jefe de contact center direccion de admisiones Universidad de La SabanaEdith Amparo Borda Pulido
Jefe de Contact Center
Dirección de Admisiones
35 años de servicios prestados

“Me siento feliz y agradecida con Dios porque puso en mi camino a la Universidad de La Sabana, no solo para estudiar la carrera de Administración & Servicio y cursar el Programa de Líderes de Alto Desempeño en Edime, sino también para hacer parte de esta prestigiosa Institución durante 35 años. Comencé en la Facultad de Administración de Empresas, luego pasé a la Dirección Administrativa y, actualmente, estoy en la Dirección de Admisiones.

Hoy, pienso con gratitud en el equipo de trabajo y en los retos que enfrentamos juntos para el cumplimiento de nuestra labor, clave para el desarrollo de la Universidad; este es uno de los objetivos que he alcanzado con calidad, compromiso, responsabilidad y honestidad

En lo familiar, resalto la compañía y el apoyo irrestricto de mi esposo Lino Alberto, compañero inseparable y paciente de tantas jornadas, y de mis hijos, Sergio y Angie Katherin, graduados de La Sabana, quienes son mi razón de existir. Con ellos comparto hoy mi alegría, fruto de una misión cumplida. Les debo tiempo y mayor dedicación en esta nueva etapa de mi vida.

Luego de 35 años de aportes a La Sabana, me llevo grandes riquezas. Han sido tres décadas de aprendizaje, entrega personal y exigencia académica. Agradezco a quienes creyeron en mí como persona y como profesional. Siempre pensé en dar lo mejor y estuve dispuesta a servir a la Universidad y a la Clínica. Voy a extrañarlos mucho. Estoy orgullosa de todos los logros y, sobre todo, de haber sido escogida para ser parte de esta gran familia. ¡Gracias! Para todos, un fuerte abrazo”.


Adriana Patricia Guzmán de Reyes Directora de Comunicación Institucional

Adriana Patricia Guzmán de Reyes
Directora de Comunicación Institucional
20 años de servicios prestados

“Al escribir esta nota, pienso en que llego a 20 años prestando mis servicios en la Universidad y esa es la edad de varios de los jóvenes que hoy se aterran de que una persona cumpla tantos años de trabajo en el mismo lugar. No obstante, soy feliz por haberlos cumplido y más por no haberlos ‘sentido’ estrictamente. Eso porque, aunque mi labor ha sido ‘en el mismo sitio’, la vida se ha mostrado dinámica, sorpresiva, ilusionante y gratificante para mí desde lo personal, lo profesional y lo laboral.

Estudié aquí, un pregrado y un posgrado, salí a ejercer el periodismo durante más de diez años y un sábado temprano, en la carrera 30 con 53 de Bogotá, me encontré con el doctor Alfonso Forero, mi profesor (q. e. p. d.): él estaba comprando los forros para su carro y yo los forros para el mío. Tras la actualización correspondiente, me dijo que si no querría volver a la Universidad y ayudar con alguna cátedra. Sin pensarlo mucho, vine primero para encargarme de una materia, luego de un par más y, al año siguiente, me convertí en profesora de tiempo completo. Nunca pensé en lo largo o corto que podría resultar ese tiempo, pero ya la evidencia está y, hasta ahora, son 20 años.

Hice de todo en ‘mi’ Facultad de Comunicación. Es inevitable que lo sea cuando he pasado en ella 27 años de mi vida, entre estudio y trabajo. Crecí con la Facultad, con los proyectos, con las personas y sus ilusiones, con sus estudiantes y sus sueños, con los graduados y la gratitud que profesan tras convertirse en Sabana. A ella le guardo el amor del hijo y la lealtad del soldado.

Desde 1998, soy feliz por ver cómo la Universidad cada vez es otra, mejor, con más vuelo, con más reconocimiento, pero con el mismo espíritu de hacer vida el proyecto que nuestros antecesores pensaron. Mi gratitud a todos quienes me han permitido, en mayor o menor medida, concretar proyectos que parecían inviables, a quienes creyeron que podía hacer parte de empresas importantes. Más de mil gracias a mi esposo y a mis hijos por haberme ayudado a consolidar tantas veces esos episodios que requerían tiempo, estudio y pasión, representados en ausencias. También agradezco a Dios por haberme puesto aquí, justo aquí, donde con mi trabajo he podido aportar, crecer y, sobre todo, ser mejor persona.

Hoy, mi anhelo es que se mantenga lo que siempre ha buscado el gran proyecto de la Universidad de La Sabana, a la luz de su inspiración cristiana: que seamos valientes para dar un paso al costado cuando nos corresponda, que nos dejemos la piel siendo coherentes con lo que promulgamos y que esas nuevas generaciones de relevo que vienen en camino y que nosotros mismos hemos formado entiendan el valor de lo construido y de la experiencia que dan los años para forjar el futuro”.