La ‘Trampa’ del ingreso medio

Terminó el año y con él, las respectivas evaluaciones de desempeño de la economía colombiana. Arranca otro, sin embargo, a pesar de que hay agentes sociales que son optimistas, se vislumbra un estancamiento y bajas expectativas de crecimiento.

Álvaro Turriago Hoyos
Profesor Titular
Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas

Se dice que Colombia ha caído en la Trampa del Ingreso Medio, situación en la cual la economía de un país se adentra en períodos sostenidos en los que no crece. La experiencia internacional muestra que cuando los países superan el umbral de los US$10.000 per cápita ingresan en estadios intermedios de desarrollo, aparentemente insuperables, en los cuales dejan de crecer. Pocos ejemplos de superación de esta circunstancia ?Singapur y Corea del Sur?, se conocen en el mundo. Abundan eso sí, referencias a países como Colombia, junto a otras economías de América Latina, que en principio sufren este estancamiento.

En principio, la única solución a esta coyuntura es aplicar reformas que permitan generar cambios en la capacidad de impulsar la economía, estimulando de forma especial la productividad de los trabajadores. Los agentes económicos, trabajadores, empresarios y gobierno, sólo pueden aspirar a mayores ingresos si hay mayor productividad. No se trata sólo de conquistar aumentos en la productividad laboral, sino que también estas mejoras deben venir acompañadas de significativas reformas institucionales en los países que se encuentran inmersos en esta fatídica situación.

La productividad, medida de rendimiento y eficacia del uso de los factores de producción, permite establecer cuál es el nivel de producción obtenido por unidad contratada de trabajo y capital en los procesos de producción.

Los aumentos de la productividad, en general, provienen de mejoras tecnológicas como, por ejemplo, el impulso a la generación de riqueza por consolidación de cadenas de producción de valor, el uso de aplicaciones informáticas en los procesos de producción y, por encima de todo, de la promoción permanente de nuevas habilidades en los trabajadores por medio de la capacitación.

De acuerdo con la edición del índice de KPMG, Colombia en factores tan importantes como la estabilidad económica, mejora de infraestructura y desarrollo de las instituciones, muestra significativos desarrollos. Esto nos ha llevado a mostrar importantes subidas en el índice que esta institución calcula. En 2015 el país ocupó el puesto 95 con una nota de 4,3; para 2016, habíamos pasado al lugar 83 con idéntica nota de 4,3. En comparación con otros países de América Latina, Colombia se encuentra por detrás de Chile (5,9), Uruguay (5,5), Costa Rica y Panamá (5), y México (4,6).

Para el caso de países como el nuestro, la productividad laboral de Estados Unidos se suele tomar como punto de referencia, siendo así, por ejemplo, que Colombia para 2017, según estimativos que adelanta The Conference Board, alcanzó sólo un 25,2% de la productividad norteamericana, con valores similares a los reportados por Brasil, pero inferiores a los de Argentina y Chile. Es decir, en Colombia se necesitan cuatro veces más trabajadores y equipo que en Estados Unidos para producir el mismo valor de producción.

Si bien, cada día son más conocidos los cálculos de productividad para todo un país, de alguna manera se descuidan las mediciones desagregadas por sectores. Michael Porter se encarga de recordarnos que el enfoque de medición de la productividad no debe concentrarse en ‘la economía como un todo, sino en industrias específicas y en segmentos específicos’, pues es bien sabido que no todos los sectores crecen de forma idéntica.

En Colombia existen trabajos adelantados por Villamil y Hernández, desde el DNP (véase Documento 444 Dirección de Estudios Económicos 18 de mayo de 2016), que consideran cálculos de productividad sectorial. Entre las conclusiones más relevantes señaladas por estos autores se identifican como sectores con clústeres dinámicos, al de Servicios, al Minero Energético, a la Industria Química y Sanitaria, al sector de Confecciones y Textiles y al de Cuero y Calzado.

Los clústeres de Industria Manufacturera y Construcción, el de Alimentos y el de Electricidad presentaron por el contrario cambios de productividad negativos. Se resaltan de manera especial los aumentos de productividad a sectores donde la actividad de intermediación es importante: servicios de transporte, los de intermediación financiera, el comercio y las telecomunicaciones.

Podemos asumir posturas optimistas o pesimistas respecto de la superación de la Trampa del ingreso medio. Colombia ha venido mostrando tendencias de mejora en la consecución de aumentos en la productividad del trabajo. Hay sectores que lo hacen bien, en otras palabras, hay colectivos de empresarios y trabajadores exitosos.

Pienso que la invitación es a asumir posturas optimistas y apostar por una economía colombiana cada vez mejor estructurada que conquiste mejores indicadores de productividad