Smart classrooms: ¿la enseñanza del futuro?

El término smart se ha convertido en uno de los conceptos más populares de nuestra sociedad. Forma parte de nuestro estilo de vida e involucra a la persona como centro de atención que interactúa con su entorno. Hoy, encontramos ciudades, teléfonos, televisores y hasta casas “inteligentes”. Esto lleva a pensar que cualquier iniciativa, proyecto o dispositivo debe involucrar este concepto para no perder vigencia en la era digital.

Durante la Cátedra Abierta de la Facultad de Educación, Anna Escofet, profesora e investigadora de la Universidad de Barcelona (España), habló sobre la implementación de smart classrooms y explicó por qué debe transformarse la educación. “Los avances tecnológicos y la generación de los nuevos nativos digitales exigen un cambio en el aula. La mayor parte del tiempo, nuestra vida está mediada por la tecnología, lo cual implica un cambio en el cerebro y en la forma de enseñar dentro del salón de clases”, afirmó.

Modelos educativos

Durante la Cátedra Abierta de la Facultad de Educación, Anna Escofet, profesora e investigadora de la Universidad de Barcelona (España), habló sobre la implementación de smart classrooms y explicó por qué debe transformarse la educación. “Los avances tecnológicos y la generación de los nuevos nativos digitales exigen un cambio en el aula. La mayor parte del tiempo, nuestra vida está mediada por la tecnología, lo cual implica un cambio en el cerebro y en la forma de enseñar dentro del salón de clases”, afirmó.

Existen diferentes modelos educativos, como el Montessori o el método Waldorf, enfocados en el desarrollo del aprendizaje del niño como una alternativa a la educación tradicional. Ahora bien, ¿en qué se diferencia un aula inteligente de otros modelos educativos?

De acuerdo con su investigación, Escofet asegura que una smart classroom va mucho más allá del uso de la tecnología, dado que interactúan tres dimensiones:la pedagógica, la tecnológica y la ambiental. La primera es la más importante. “Sin esta no tendrían sentido las otras dos, ya que allí integramos la tecnología con el aprendizaje. En segundo lugar, destacaría la dimensión tecnológica, la cual debe procurar ser invisible, es decir, se encuentra en el aula, pero, al interactuar constantemente con esta, no se percibe. En tercer lugar, encontramos la ambiental: la luz, la temperatura, la disposición del mobiliario, etc.”, señaló. 

 

Escofet sugiere 10 principios que deben identificarse: personalización, multiplicidad, apertura y conexión, flexibilidad, conectividad, orden y organización, seguridad y bienestar, confort, sostenibilidad y adaptabilidad.

Aunque en Colombia son pocos los programas que se han implementado frente a lo que significan las aulas inteligentes, existen proyectos como “Smart School” o “Smart School Nómada”, desarrollados por Samsung, los cuales buscan integrar la tecnología con el aprendizaje de niños y jóvenes en comunidades que han sido afectadas por la violencia.