El bienestar humano en el nuevo mundo del trabajo

Como consecuencia de la pandemia por el COVID-19, se han generado dos grandes desafíos para los trabajadores en todas las regiones y los sectores de la economía. En la primera fase de la pandemia, las personas se vieron enfrentadas a adoptar abruptamente la modalidad de trabajo remoto, lo cual produjo la aceleración en los ritmos de trabajo, un incremento en los tiempos de conectividad, la extensión de las jornadas y el surgimiento del conflicto trabajo-familia, al tener que compartir el espacio físico entre los dos mundos de forma inesperada.

Ahora, en la segunda fase de la pandemia, cuando el riesgo de salud ha disminuido, las personas enfrentan la disyuntiva sobre la modalidad de trabajo que deben adoptar. Muchas empresas han solicitado a sus colaboradores que retornen de nuevo a sus espacios tradicionales de trabajo y las personas están enfrentado de nuevo exigencias como la movilidad, la pérdida del balance en las dinámicas de vida personal-laboral que se habían afianzado y el aumento generalizado en el costo de vida que impacta a la economía familiar.

Así, encontramos que estas dos fases tienen un factor en común que reportan las personas: aumentos en las demandas psicosociales alrededor del mundo del trabajo y en los niveles del estrés laboral percibido.

Existe amplia evidencia científica que relaciona el estrés laboral con problemas de salud mental. Por ejemplo, en un meta-análisis publicado recientemente en Molecular Psychiatric1, los autores encuentran una asociación del 18 % entre el estrés laboral como factor de riesgo y los síntomas depresivos. Por su parte, los análisis estadísticos muestran que, al reducirse los factores asociados al estrés laboral en un 56 %, se logra prevenir hasta un 10 % de los trastornos depresivos en la población. Los efectos de los problemas de salud mental sobre la pérdida de la productividad empresarial y el aumento en los niveles de ausentismo en los lugares de trabajo hacen de este un problema crítico y de alta relevancia para la salud ocupacional en nuestras organizaciones.

¿Cómo podemos entonces ayudar a que directivos y organizaciones implementen soluciones que favorezcan la disminución del estrés laboral en un mundo del trabajo cada vez más exigente y demandante para las personas?

Una primera estrategia estaría orientada a reducir los estresores, a partir del diseño del trabajo y la tarea. Tradicionalmente, aspectos como los volúmenes de trabajo, la extensión de la jornada, el establecimiento de metas y objetivos y los tiempos de ejecución/entrega han sido definidos por los jefes y directivos. Por ello, permitir que el colaborador pueda participar en el diseño de su labor o incluso contar con la autonomía para decidir estos aspectos, dentro de un marco de referencia, puede ser una importante forma de reducir los factores antecedentes del estrés laboral.

Una segunda estrategia es fortalecer los recursos organizacionales y personales para que líderes y trabajadores desarrollen habilidades para la gestión de sus límites de rol. El estar “siempre en modo trabajo” no es solo un asunto de cuánto tiempo dedico a los asuntos del trabajo y cuánto a mi vida familiar/personal. Es necesario que las personas aprendamos a segmentar el rol laboral del personal, tanto dentro de la jornada como fuera de ella, a través de una adecuada planeación y ejecución de las actividades, declarar límites entre los dos mundos y desarrollar autonomía para el desarrollo de nuestras actividades.

Igualmente, es necesario impulsar que la segmentación de los roles sea un eje central de la cultura en nuestras organizaciones y que los directivos establezcan políticas claras para que, en las nuevas formas y modalidades del trabajo impulsadas por los desarrollos tecnológicos, no se diluyan los límites y/o fronteras entre el mundo laboral y el personal, y que las personas tengan siempre la opción de segmentar sus roles.

Los análisis estadísticos muestran que, al reducir los factores asociados al estrés laboral en un 56 %, se logra prevenir hasta un 10 % de los trastornos depresivos en la población.

El estrés laboral es una realidad en nuestros días y es difícil que las demandas y exigencias del mundo del trabajo desaparezcan. Por ello, debemos seguir buscando estrategias de intervención cada vez más innovadoras que nos permitan no solo afrontar el desgaste físico y emocional a nivel individual, sino también crear una cultura de promoción y prevención sobre el cuidado de la salud mental en grupos y equipos de trabajo.

 

Dragioti, E., Radua, J., Solmi, M. et al. Global population attributable fraction of potentially modifiable risk factors for mental disorders: a meta-umbrella systematic review. Mol Psychiatry (2022). doi. org/10.1038/s41380-022-01586-8