A más seguidores, menos autoestima

Los efectos nocivos de las redes sociales

Según un estudio de la marca Dove, el 50 % de las mujeres entre los 10 y los 17 años tiene una percepción desfavorable de su cuerpo y, además, su inconformidad aumenta con el tiempo. La autoestima, las inseguridades e incluso los trastornos alimenticios son algunos efectos que se han agudizado por el tipo de contenido consumido en las redes sociales y el uso que les dan los jóvenes.

El debate se agitó tras las publicaciones de reconocidos medios internacionales, como Wall Street Journal y New York Times, sobre los documentos de Facebook que revelaban los efectos negativos de las redes sociales, sobre todo de Instagram. El 32 % de las adolescentes dijo que se sentía mal respecto a su cuerpo y que, al entrar a esta red social, se sentía peor, reveló Wall Street Journal.

Sobre esta situación, Juan Camilo Díaz, profesor del Instituto de La Familia y experto en cultura digital, explica que, si bien las redes sociales permiten compartir e interactuar con familiares y amigos, “Cuando no se tiene la edad apropiada, la madurez emocional y no hay un buen acompañamiento de los padres de familia, puede haber consecuencias negativas”.

Por su parte, Aida Casadiego, profesora del Instituto de La Familia, advierte que muchos jóvenes están ansiosos por recibir “likes” o comentarios en sus publicaciones; esto puede evidenciarse en actitudes como esconderse, aislarse y estar la mayor parte del tiempo conectados a su dispositivo móvil. “Se evidencia también un bajo rendimiento escolar, aislamiento social, cambios en el aspecto físico y en las rutinas de alimentación, o se incrementan las rutinas de ejercicio, ya que no se sienten conformes con su imagen personal”, explica Casadiego.

Para disminuir estos efectos, algunas redes sociales han optado por medidas de control y prevención. Por ejemplo, YouTube incluye una línea telefónica de asistencia para las personas con trastornos alimentarios. TikTok bloquea algunas etiquetas que promueven la alimentación desequilibrada y Twitter declaró que sus políticas prohíben los contenidos que promueven los trastornos. Además, el profesor Díaz destaca la corresponsabilidad entre las plataformas y el contenido que permiten, así como el de los padres y la mediación parental con los menores de edad frente a las redes sociales, ya que los jóvenes aún no son conscientes de qué publican y el uso que le dan a dichas aplicaciones.

Finalmente, Casadiego recomienda “No caer en los estereotipos que se venden en las redes sociales, reconocer que cada persona es única y valorar la dimensión espiritual y la psicoafectiva de cada uno”. Como elemento adicional, se requiere consultar a un grupo interdisciplinario para acompañar los casos en los que se evidencien cambios en las rutinas de alimentación, o en los que haya algún otro trastorno físico o emocional por el mal uso de las redes sociales.