Estados Unidos, cerca de un nacionalismo económico

Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, se ha enfatizado en que el gran objetivo durante su período presidencial consistía en situar a Estados Unidos como la gran potencia mundial, como era antes, según dice el propio presidente. Las políticas del mandatario se han centrado en que primen los intereses de los estadounidenses, por encima de los otros. Sin embargo, estas políticas han llevado a que se desate una “guerra” comercial entre los Estados Unidos y su competencia más fuerte en el mercado, China.

Los efectos, sin duda, han sido muy favorables para la economía de los Estados Unidos, pues, según las cifras del Banco Mundial, en 2019 este país tenía un PIB equivalente a USD 21.374 billones, el más alto del mundo; además, manejaba una tasa de desempleo del 3.5 %, la más baja en 50 años. Aunque esto ha permitido que la pequeña y la mediana empresa estadounidense se fortalezcan, se han perjudicado grandes empresas, como Apple, que basaba gran parte de su producción en China, y ha dejado de ganar altas sumas de dinero. Según Juan Nicolás Garzón Acosta, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, las implicaciones internas para los Estados Unidos no solo se deben ver desde un punto de vista económico, sino también político, pues debe considerarse el impacto de estas acciones en las próximas elecciones de ese país.

“Hay que entender las decisiones del presidente Trump en clave de su reelección, es decir, hay que entenderla en el marco de un Gobierno que ha presentado a China como una amenaza inminente para la estabilidad de los empleos y de la economía de los Estados Unidos, y que puede afectar a un grupo de trabajadores, de agricultores, de gente que está en el campo, en la manufactura, que por efecto de la competencia china podría perder sus empleos y, en ese sentido, deberían apoyar ese tipo de medidas”, dijo Garzón.

 

"Hay que entender las decisiones del presidente Trump en clave de su reelección, es decir, en el marco de un Gobierno que ha presentado a China como una amenaza inminente para la estabilidad de los empleos y de la economía".

Para Garzón Acosta, las tensiones entre ambos países también tienen implicaciones globales, que afectan a todos los países, no solo a los que están en conflicto directo. Esto termina generando un ambiente de nacionalismo económico y tiende a propiciar un mundo más restringido, en términos de comercio nada conveniente, especialmente en este momento, pues por efecto de la pandemia ya se ha visto una reducción de los flujos de intercambio en la actividad económica mundial.

Según explica el profesor, países que son productores de materias primas, como Colombia, también pueden verse perjudicados por los conflictos entre los Estados Unidos y China. “Terminan afectando a países como los de América Latina, que son productores de materias primas, pues los países desarrollados, con una gran industria y transformadores de las materias primas, se ven restringidos en su comercio y, por lo tanto, tienen menos demanda”