La situación mundial actual ha puesto la mirada en aquellos comportamientos de ayuda a otros seres humanos y, a su vez, resalta la necesidad de comprender y colocarnos en las diversas situaciones que viven muchas personas en este momento. “En otras palabras, desarrollar nuestra habilidad prosocial”, afirma Ivón Guevara, profesora del Instituto de La Familia.

Los comportamientos prosociales son siempre favorables y se reflejan en acciones o actividades dirigidas a otras personas, como la solidaridad, la cooperación, la ayuda, el consuelo, las donaciones, el voluntariado, entre otras. Estos comportamientos requieren de habilidades y capacidades que pueden ser fomentadas desde la familia.

Los padres deberíamos preguntarnos si facilitamos o promovemos en nuestros hijos este tipo de comportamientos. La profesora Guevara expone “Ahora bien: si hasta ahora no se han formulado esta pregunta, este sería el momento”.

A continuación, la profesora Guevara presenta algunas ideas para promover comportamientos positivos en tus hijos adolescentes:

 Mirar juntos una película o leer (noticias, libros)  contribuye a ponerse en el lugar de algún personaje o persona. Así aparece una oportunidad para formular preguntas a tu hijo sobre qué haría él en una de las situaciones planteadas.

 Crear espacios para conversar  sobre las diversas posibilidades de ayuda, cooperación y solidaridad diarias en el mundo.

 Intentar mostrar que antes de criticar o juzgar a alguien, podemos imaginar cómo se sentiría estar en su lugar.

 Propiciar preguntas  que los lleven a reflexionar sobre diversas situaciones vividas en el mundo y en el ámbito nacional, para conversar y reconocer la importancia de las virtudes en las relaciones humanas: la justicia, la honestidad, el optimismo, la alegría, la responsabilidad, la solidaridad, el respeto, la amistad, entre otras. Las reglas o la disciplina en casa les deben mostrar a los hijos las razones de estas. Esto les permite comprender el sentido social: explicarles que el cumplimiento de las normas favorece la convivencia familiar, la honestidad, la justicia, la alegría o la empatía.

 Ayudarle a pensar  cómo puede afectar a los demás con sus actos y las consecuencias que estos pueden tener a corto, mediano o largo plazo.

 Mostrar  que las personas nos conmovemos con las distintas situaciones.

 Favorecer la seguridad  en los hijos al sentir que pueden contar con su familia.​​​​​​​

 Promover  un ambiente familiar cálido y afectuoso.​​​​​​​