¿Cómo gestionar las emociones en familia?

"La gestión de las emociones se define como la forma de ser más conscientes de lo que sentimos, identificar los sentimientos, aceptarlos y moderar nuestra respuesta”

El estar juntos ahora en casa por más tiempo y en una dinámica distinta se convierte en el escenario oportuno para fortalecer la convivencia, educar en las emociones, y crear estrategias que permitan la gestión adecuada de las mismas. “La gestión de las emociones se define como la forma en que podemos ser más conscientes de nuestras emociones, identificar lo que sentimos, aceptarlo y moderar la respuesta ante estas”, así lo explica Lina Estupiñan, profesora del Instituto de La Familia.

Las emociones no son ni buenas ni malas son solo emociones y cada una tiene un propósito. “Por ejemplo; el miedo nos moviliza a la acción y a la protección. En este sentido, cada emoción tiene una competencia adaptativa, necesaria para asumir las situaciones externas y explorar en los recursos personales que se tienen en beneficio de nuestra salud emocional”, afirma

Algunas orientaciones que pueden aportar para la gestión de las emociones en familia se relacionan con los siguientes aspectos:

Reconocer las emociones e identificar la forma en la que reaccionamos desde los campos fisiológico (respuesta del organismo), cognitivo (pensamientos) y conductual (formas de actuar).

Afianzar el autoconocimiento emocional. Aprende a identificar las emociones que has sentido con mayor intensidad. Compartirlas en familia y reflexionar sobre la forma en las que se han externalizado es útil para aprender a gestionarlas.

Focalizar la atención en los pensamientos positivos, validar las acciones que cada uno realiza en beneficio de la convivencia familiar.

Establecer en familia las estrategias que pueden abordar cuando se generen situaciones de tensión emocional. Por ejemplo: señalen cuáles son las situaciones que generan conflicto en el hogar (labores domésticas, cuidado de los niños, economía familiar, entre otras) y concilien acuerdos para distribuir tareas, confirmando que cada uno tiene claridad en el desarrollo de estas, que la distribución sea equitativa y se asignen de acuerdo con las capacidades de cada uno. Sentir que todos aportan fortalece la armonía familiar.

En la gestión emocional, el elemento clave es la voluntad. Para tener dominio y autocontrol, los padres son los modeladores de las respuestas emocionales de sus hijos.

Identifique áreas de conflicto: algunos espacios de la casa pueden ser propicios para la confrontación. Ante esto, puede acudir a estrategias de regulación emocional, como el semáforo de las emociones, explicando que el rojo es parar e identificar la emoción; el naranja, para reflexionar sobre lo que se está sintiendo, y el verde para actuar con más tranquilidad.

Juguemos en familia: el juego puede ser de tipo competitivo y por equipos. Esto permite desarrollar en la familia habilidades como el trabajo colaborativo, el liderazgo, la toma de decisiones y la tolerancia a la frustración y a la pérdida.

Promover la comunicación asertiva: es importante enseñarles a los hijos que podemos expresar nuestras diferencias con respeto. De ahí la importancia de saber comunicar lo que sentimos.