Un día en la UCI con Lina Saucedo

“Hay una gran cantidad de pacientes a quienes no conocemos previamente, pero sabemos que necesitan nuestra ayuda. Eso hace que se forme una empatía y un compromiso con ellos; esa empatía es la que hace que queramos dar lo mejor de nosotros”.

Lina María Saucedo Jaramillo es graduada de la Especialización en Medicina Crítica y Cuidado Intensivo de la Universidad de La Sabana (2012) y, desde hace seis años, trabaja en la Clínica Shaio de Bogotá. Allí, empezó con sus prácticas; luego, fue médico general de urgencias, residente y hoy es médica intensivista.

Como especialista en medicina crítica y cuidado intensivo, se encarga de tratar a las personas más afectadas por el COVID-19 en la Clínica Shaio. En Alumni Sabana, hablamos con Lina, quien relató paso a paso cómo afrontan ella y sus colegas los casos, ante la crisis que vive el país.

Durante la crisis hospitalaria, ¿qué hace un médico intensivista?

Un médico intensivista se encarga de los pacientes que están en un estado delicado, por diferentes patologías médicas. Por ejemplo, se atienden las infecciones o la descompensación de enfermedades de base, pero también quirúrgicas, de cirugías extensas y complicadas. Somos los líderes del equipo multidisciplinario de médicos, enfermeros, fisioterapeutas y demás profesionales del sector salud, encargados de sacar adelante a esos pacientes que tienen en riesgo agudo su vida.

¿Por qué son tan valorados los médicos intensivistas? ¿Por qué hay tan pocos médicos en esta área?

Creo que somos muy necesarios en este momento. Ante la problemática actual con el COVID-19, los pacientes afectados requieren más atención en las áreas críticas y en una mayor proporción a la que estábamos acostumbrados. No solo los médicos, sino todos los integrantes del equipo que está capacitado para atender este tipo de pacientes y que entiende el funcionamiento de las máquinas necesarias.

Considero que hay pocos médicos en esta área porque no se había entendido la necesidad de tener personal capacitado para un área tan especializada. Hasta el momento, la norma vigente no obliga a tener un intensivista permanentemente en las unidades de cuidados intensivos (UCI), sino solo un coordinador con dicha especialidad y, por eso, las UCI cuentan con personal no tan calificado. En eventualidades como esta falta personal calificado. El problema es que ese conocimiento no se adquiere de un momento a otro, toma tiempo y esfuerzo”.

¿Cómo le aportas tú, desde la primera línea de trabajo, al paciente que posee el COVID-19?

Nosotros, los intensivistas y el personal de cuidado intensivo, estamos en primera línea con aquellos pacientes con una mayor severidad de la enfermedad. Por supuesto, no nos llegarán todos los pacientes afectados con COVID-19, sino una pequeña proporción de la población. Esta población será la que tiene su vida en riesgo, es decir, la que aumentaría la mortalidad secundaria a la enfermedad. Será nuestro deber impedir que aumente significativamente, dependiendo de los recursos con los que se cuente y de la capacidad de las unidades de cuidados intensivos". 

¿Cómo es un día de trabajo tuyo dentro de cuidados intensivos?

El día se inicia con el resumen de todos los pormenores que sucedieron durante el turno de la noche y se hace un plan, estableciendo los objetivos de manejo de los pacientes que están la UCI. Durante el transcurso del día, se valoran los pacientes uno por uno, con todas las medidas de protección personal, y se practica la formulación individual con las órdenes al personal de enfermería y las notas de evolución de paciente. También se realizan los procedimientos, exámenes, cirugías y demás paraclínicos que se requieran, dependiendo de la disponibilidad y la urgencia.

Si hay algún ingreso de paciente nuevo, se hace una valoración a fondo y se traza el plan adecuado para atenderlo. Al final del día, se formula un plan para la noche. Por supuesto, algunas veces, los planes no pueden seguirse al pie de la letra por características propias de los pacientes o porque no evoluciona como se espera (no somos una materia exacta). La unidad de cuidados intensivos no difiere si es paciente COVID-19 positivo o no; seguimos estrictamente los protocolos de la institución para manejar pacientes. Y, si el paciente es COVID-19 positivo, se hace de igual manera, enfatizando en los protocolos institucionales de protección personal. 

Creo que somos muy necesarios en este momento. Ante la problemática actual con el COVID-19, los pacientes afectados requieren más atención en las áreas críticas y en una mayor proporción a la que estábamos acostumbrados. 

¿Cuál es tu mayor motivación para salir a trabajar todos los días durante esta pandemia?

La mayor motivación para ir a trabajar es que todos los días aprendemos algo nuevo acerca de esta enfermedad y queremos ver los resultados de nuestras acciones. Queremos ver si el paciente sigue respondiendo al tratamiento, si lo podemos trasladar a la planta general (es decir, que esté fuera de peligro serio), si pudo superar esta enfermedad. Hay una gran cantidad de pacientes a quienes no conocemos previamente, no sabemos nada acerca de sus vidas, pero sabemos que necesitan nuestra ayuda y eso hace que se forme una empatía y un compromiso con ellos; esa empatía es la que hace que queramos dar lo mejor de nosotros hacia ellos.

Finalmente, ¿qué te aportó la Universidad de La Sabana en lo que haces hoy en día o en tu vida personal o profesional?

En la parte profesional, la Universidad de La Sabana aportó el conocimiento necesario para afrontar las patologías críticas y su correcto manejo. Los programas de pregrado, siendo muy completos también, no pueden abarcar la totalidad de la medicina y por eso existen las especialidades. La especialización en Medicina Crítica y Cuidado Intensivo cumplió con todas las exigencias a las que me he enfrentado en la vida profesional de especialista.

En la parte personal, me aportó muchos conocimientos no médicos, que hacen que la sensibilidad hacia las demás personas sea mayor; entre esos, un sentido de la responsabilidad, la solidaridad y la vida en comunidad. Todos estos valores se han evidenciado en el trabajo y en las actividades de la vida diaria fuera del hospital.