Massachusetts Institute of Technology

Estudiante de La Sabana,

se gradúa del MIT con reconocimientos

El networking y el intercambio cultural son, sin duda, algunos de los valores agregados en este tipo de experiencia.

Rafael León, estudiante de la Especialización en Gerencia Logística del Instituto Forum, culminó sus estudios de Graduate Certificate in Logistics and Supply Chain Management (GCLOG) en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), como parte del convenio de doble titulación. Allí, obtuvo el tercer lugar en el “Supply Chain Game”, en el cual compitieron otros 50 equipos y, el primer lugar, en el “Viking Case Study”, compitiendo contra otros ocho equipos. Sin lugar a duda, su mayor logro fue haber vivido la experiencia y adquirir los aprendizajes propios de estar en una de las mejores universidades del mundo.

“Cuando llegamos a Boston (Estados Unidos), decidimos quedarnos junto con otro colombiano, que era mi roomate. Nos hospedamos en un Airbnb porque el hotel cerca del MIT era muy costoso. A la semana, nos dimos cuenta de que perdíamos mucho tiempo, más o menos 15-20 minutos en llegar, tiempo valiosísimo para estar más bien estudiando”, comentó Rafael.

La carga académica la define como “inimaginable”, ya que le causó mucha presión. Sin embargo, también sentía la necesidad de adaptarse al nivel de estudio. En varias ocasiones, su almuerzo era un emparedado que debía comerse en un tiempo récord para regresar a sus labores. “Hubo ocasiones en las que no disfrutaba ni la comida ni el almuerzo; todo el tiempo estaba pensando en cómo proceder si llegaban a aparecer casos distintos y más retadores para el otro día”, dice Rafael.

Estudiar es leer

En MIT, en este tipo de programas, se utiliza mucho el método del caso, pues es considerado una práctica experiencial que le permite al estudiante afrontar situaciones reales, que le ayudan a mejorar sus habilidades gerenciales y a tomar decisiones acertadas.

En este aspecto, Rafael comenta: “Básicamente, trabajábamos todos los días. Teníamos 3, 4 o 5 casos para discutir al otro día y debíamos hacer entregas de todas las clases; nos pedían unos key learnings, que eran como unos tres bullet points en un Word, así que debíamos estar escribiendo todo lo que aprendimos”.

Ejercitó bastante su comprensión de lectura y la capacidad de síntesis, acostumbrando a su cuerpo y a su mente a mantenerse activos por largas jornadas. “De verdad fue mucha lectura. Llegué a experimentar algo que pensé que no era capaz y era leer y leer, noche, día, mañana y en cualquier momento entre clase y clase; en el metro, en el almuerzo, en cualquier lugar donde pudiera tener el iPad, sacaba las lecturas, leía, subrayaba, trataba de resumir y preparaba todos los temas. En ocasiones, me encontraba hasta altas horas de la noche en la Biblioteca, que en MIT está abierta las 24 horas”.

El networking y el intercambio cultural son, sin duda, algunos de los valores agregados en este tipo de experiencia. Rafael compartió escenarios académicos con estudiantes de Malasia, Luxemburgo, Indonesia, Estados Unidos, Egipto, China, India, Brasil, Argentina y Ecuador, entre otros países. Todos estaban comunicados con las welcome meetings, que organizaba MIT para que se conocieran mejor.

En la parte académica, Rafael resalta las visitas a diferentes centros de distribución tecnológica. Un ejemplo fue el de Quiet logistics, robots automatizados para maximizar el peaking en la cadena de suministros. Adicionalmente, contó con conferencistas invitados de empresas como Delta Air Lines, Adidas y JetBlue. Sin embargo, lo que más destaca Rafael en este aspecto fue haber conocido y compartido con el profesor Yossi Sheffi, considerado una eminencia en el mundo en temas de logística y uno de los profesores más reconocidos del MIT.

De los reconocimientos obtenidos, Rafael comenta, “Gané uno de los juegos que era de maximización, como una planta de distribución de cadena de suministro, en la cual pudiéramos maximizar las rutas en términos de coste de transporte, con un software que modelaron. Era competir entre todos a ver quién llegaba al costo óptimo. Recuerdo que esto era con el profesor Mathias Vik, alemán y quien trabaja en el MIT. Allí estuve con dos compañeros de Latinoamérica y obtuvimos el primer lugar, por lo cual recibimos un certificado de reconocimiento. En la segunda competencia, éramos cuatro personas en el equipo: un asiático, otro colombiano y una brasilera; logramos una maximización de 43.000 dólares de ganancia en nuestro modelo y, así, obtuvimos el tercer lugar de los más de cuarenta grupos que competían”.

En lo personal, “La experiencia es inimaginable. Son límites que uno cree que no puede superar. Recuerdo que llamé a mi esposa, en una de las pocas llamadas porque era tanto el estudio que casi no podíamos hablar, y le dije: ‘Amor, no sé si sea capaz de esto; es muy difícil, muy complicado y bastante agotador’. Ella me contestó con un apoyo incondicional y hasta me subió el ánimo”, dice Rafael, quien durante los domingos preparaba sus sesiones de la semana, así que en realidad no tenía ningún día para descansar.

En definitiva, la experiencia es exigente, pero gratificante. Ahora, con nuevos conocimientos y experiencias, se dispone a continuar con su vida laboral, en la cual cuenta con un reconocimiento de una universidad tan prestigiosa como el MIT. Con seguridad, vendrán nuevos retos y oportunidades en su carrera profesional. Rafael cierra diciendo, “Se recibe el título y, obviamente, es un orgullo tenerlo en casa”