El 20 de julio y, en general, el Movimiento Juntista, representaron el germen del proceso que llevó a la Independencia.

Todo comenzó la noche anterior, el 19 de julio, cuando, reunidos en el Observatorio Astronómico de Santa Fe, los criollos (españoles nacidos en América) decidieron fraguar un plan para convocar a un cabildo abierto y nombrar una Junta de Gobierno que reasumiera el poder en nombre del rey legítimo, Fernando VII, en ese entonces cautivo por Napoleón. Era todo un reto, porque, aunque no se trataba de la primera Junta de Gobierno que se conformaba en la Nueva Granada, sí era la más determinante, por ser Santa Fe la capital del Virreinato.

En el ámbito hispánico, incluida la Península y los reinos de ultramar —que eran los virreinatos americanos—, se había propagado el Movimiento Juntista, como una respuesta a la invasión napoleónica. De acuerdo con el pensamiento político de la época, en ausencia del rey, el poder revertía en el pueblo y este, en América, estaba representado en los cabildos, instituciones municipales que se encontraban mayoritariamente en manos de los criollos, quienes se propusieron la conformación de dichas Juntas de Gobierno, al igual que ocurría en la Península. Pero, si esto era bien  visto en España, en América las autoridades desconfiaban y se oponían a esas demostraciones de autonomía.

Antes de Santa Fe, ya otras ciudades del Virreinato habían conformado sus propias Juntas de Gobierno. Por esa razón, el 20 de julio de 1810, día de mercado, los criollos ejecutaron su plan y usaron como excusa una discusión con un comerciante llamado José González Llorente —quien, según Arturo Avella en el libro El florero de Llorente, era un español cordial y amigable con los criollos, casado con una americana— para empezar la protesta que conduciría a que el virrey aceptara la conforma- ción de la Junta de Gobierno. Y, efectivamente, la nueva junta, una vez constituida, expidió un acta en la que se reconoció la fidelidad al rey Fernando VII.

Aunque, sin duda, el 20 de julio de 1810 es una fecha significativa, la primera ciudad del actual territorio colombiano en declarar la Independencia de España fue Cartagena de Indias, el 11 de noviembre de 1811, día que conmemoramos como fiesta patria. Cundinamarca declaró su Independencia solo hasta el 16 de julio de 1813. De esta forma, podemos concluir que el 20 de julio de 1810 ni siquiera existía una general y plena convicción sobre las pretensiones independentistas; tan solo estaba el deseo de que a los españoles nacidos en América se les reconociera su derecho a reasumir el poder en ausencia del rey cautivo.

No obstante, el 20 de julio y, en general, el Movimiento Juntista, representaron el germen del proceso que llevó a la Independencia. A partir de ahí se redactaron las primeras constituciones, como, por ejemplo, la de Cundinamarca de 1811, que proclamaba una monarquía constitucional. Posteriormente, vinieron unas constituciones independentistas y, a lo largo de este proceso, se propagó la guerra civil entre los realistas y los patriotas, así como entre los federalistas y los centralistas, en un período que el precursor Antonio Nariño denominó “Patria Boba” y que hoy los historiadores reconocen como la Primera República (1810-1815).

 

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