Aprender a arar la tierra

En una de las tantas tertulias sobre la pandemia que se tiene hoy en día en los diferentes escenarios académicos, sociales y empresariales, un alto directivo de un importante multinacional anotó: ¡Señores! ahora soy el Director de Covid-19! El comentario pronto pasó de la risa a la reflexión.

Atrás quedaron los indicadores, metas y pronósticos de 2020 que desde 2019 o inclusive desde antes, se venían planeando y estructurando con estricto rigor como si el futuro fuera predecible, o mejor aún, controlable; pero definitivamente, la vida nos vuelve a enseñar que, como reza el adagio popular, lo único que no cambia es el cambio.

A todos, directivos y no directivos, nos ha tocado reconfigurar nuestra vida personal y profesional, el aislamiento nos ha puesto en la tarea necesaria de desaprender para volver a aprender, pero con el factor tiempo en nuestra contra, pues la vida sigue, el mundo gira y no nos podemos detener ante la inminencia de los efectos colaterales que la pandemia conlleva.

Es aquí donde la Educación Continua cobra mayor relevancia, cursos y programas cortos como Manejo Efectivo del Tiempo, Resiliencia Organizacional, Gerenciar en Tiempos de Crisis, Coyuntura Financiera, Estructuración de Planes de Contingencia, entre muchos otros, empiezan a tener una relevancia y demanda inusitada en el ámbito empresarial, académico y personal. 

Tal vez será esta una de las primeras enseñanzas que nos dejará esta crisis. APRENDER, cómo nos anima Merlín, en la extraordinaria Saga de Terence Withe, Camelot (The Once and Future King): “Lo mejor para la tristeza, es aprender algo, es lo único que no falla nunca.Mira la cantidad de cosas que puedes aprender: la ciencia pura, astronomía en el espacio de una vida, historia natural en tres, literatura en seis, y entonces después de haber agotado un millón de vidas en biología y  medicina y teología y geografía e historia y economía, pues entonces puedes empezar a hacer una rueda de carreta con la madera apropiada, o pasar cincuenta años aprendiendo a empezar a vencer a tu contrincante en esgrima….Y después de eso, puedes empezar de nuevo con las matemáticas hasta que sea tiempo de aprender a arar la tierra”.

Así que será decisión nuestra si al momento en que termine este nuevo reto que nos ha puesto la vida, le habremos sacado algún tipo de provecho. Es preciso ver en las dificultades las oportunidades que se nos presentan para buscar una forma en que volvamos a transformarnos mediante conocimientos que se han hecho necesarios para la vida futura, para ser una generación mejor y más preparada en los ámbitos profesionales y por supuesto personales.